por Andrés G. Muglia
Publicado en revista CULTURAMAS, España, 18 julio de 2021.
https://culturamas.es/2021/07/18/los-mitos-de-cthulhu-de-alberto-breccia-y-h-p-lovecraft/
Alberto Breccia es un mito de la historieta mundial. Comenzando con su primera incursión destacada en 1946, año en que se hizo cargo del dibujo de la tira de aventuras Vito Nervio. Pasando por su memorable Sherlock Time con guión de Héctor Oesterheld, y más tarde con su adaptación de El eternauta también con guión de Oesterheld, en 1969. Por esa época Breccia comienza a mostrarse inconforme con lo que las herramientas (narrativas, técnicas, expresivas) de la historieta clásica podían ofrecerle y a experimentar nuevas y revolucionarias formas de contar una historia mediantes la amalgama entre texto e imagen.
Quizás la muestra más acabada de esas investigaciones plásticas sea Los mitos de Cthulhu, publicado en 1976, una serie de historias de H.P Lovecraft con adaptación del escritor Norberto Buscaglia, reunidas en un solo volumen.
Eludiendo la categoría de novela gráfica, por inadecuada, diremos que Los mitos… es un libro de cuentos gráficos. Cabe la aclaración, sin embargo, de que en Los mitos… no nos encontraremos con el típico texto con algunas ilustraciones diseminadas, como bien hizo Breccia para la célebre colección infantil Billiken, sino con historietas hechas y derechas y algo más; porque el modo en que Breccia y Buscaglia incluyen los textos de Lovecraft en esta obra, va mucho más allá del cómic. Los mitos… es una forma nueva de relato gráfico, que incluye mayor cantidad de texto en las viñetas, alejándose de la historieta y acercándose a la literatura.
Pero no se agota en los textos ni en su modo de administrarlos la revolución que perpetra Breccia y compañía en Los mitos…, sino que las imágenes reflejan una inagotable voluntad por investigar los límites de lo que un lector, de historietas o de literatura, puede aceptar. Ya prefiguraba esta inagotable búsqueda de los límites, la versión que de El eternauta hizo Breccia con destino a su publicación en episodios en la revista de gran tirada Gente. Sus experimentos gráficos fueron tales, que la dirección de la revista presionó a Oesterheld para que a su vez reprimiera las locuras de Breccia y lo hiciera volver al camino de lo inteligible. Pero “el viejo” era ingobernable y no transigió, por lo que las entregas se vieron drásticamente abreviadas hasta deformar la parte final de la historia de un modo lamentable.
Lejos de matar ese germen, Breccia lo alimenta en Los mitos… y lo lleva hasta lugares que, seguramente, ni él mismo imaginaba. Es así como todo el libro es una suerte de desesperado tour de force por buscar un lenguaje que casara no solo con el estilo de Lovecraft, sino individualmente con cada una de sus historias.
El dibujante y teórico del cómic estadounidense Scott McCloud, señala en su libro Cómo se hace el cómic. El arte invisible, que existen dos tipos de artistas de la historieta: los que encuentran un estilo y lo repiten en cada una de sus obras, y los que investigan perpetuamente nuevas formas de expresión, nunca satisfechos con contar todas sus historias de una sola manera. Breccia era indudablemente de estos últimos. Los mitos… lo expresa de un modo ejemplar, porque cada historia de Lovecraft se verá reflejada de un modo diferente, en una permanente pesquisa por encontrar la mejor forma de narrar gráficamente. Por momentos se tiene la sensación de que no uno, sino varios artistas, crearon esa maravilla que es Los mitos…, por la diversidad de estilos y de técnicas que Breccia ensaya en cada uno de los textos.
Se puede adivinar un camino, como el del in crescendo de una obra de la mal llamada música clásica, que comienza en el primer cuento, El horror de Dunwich. Ese camino gráfico inicia con lo esencial de la historieta, el negro de la tinta y el blanco del papel. Breccia comienza a utilizar la primera sin claroscuros, ni en aguada ni en textura de líneas y con predominancia del blanco del papel. Pero a mitad de la historia introduce otra técnica, ya sea pastel o grafito, quizás carbonilla, para introducir ese claroscuro. Para el final de la historia ese grafito, y la oscuridad que sobreviene en consecuencia y que cambia la clave tonal del comienzo, se hace dueño de las imágenes. Este derrotero y cambio de técnica en medio de una historia, es sintomático de la búsqueda técnica y expresiva que representa de un modo tan acabado Los mitos… en la obra de Breccia.
En el Llamado de Cthulhu el artista opta por la tinta en manchas y aguadas, combinándola con trazos de plumín y creando un lenguaje de texturas inesperadas para narrar este escenario de “ciudades ciclópeas y gigantescos monolitos” en el que se desenvuelve el relato. Tal es el impulso de esta experimentación constante que en El ceremonial, El color que cayó del cielo y sobre todo, en La sombra sobre Innsmouth, Breccia empuja las fronteras de su lenguaje volcándose decididamente a la abstracción en muchas de las imágenes. Esto lleva como objetivo graficar de algún modo los monstruos que Lovecraft omite describir acabadamente (un recurso que el escritor estadounidense utilizaba a menudo) y deja librados a la imaginación del lector. Los que Breccia consigue son igualmente difusos y tanto o más sobrecogedores.
Para los que gusten de las historias de terror, los guiones de Lovecraft les brindarán lo que buscan. Para los que disfruten la historieta, encontrarán en Lo mitos… al mejor Breccia. Y a los cultores de las Artes Plásticas para los que todavía el cómic no tiene certificado de arte con mayúscula, les recomiendo que se den una vuelta por Los mitos…, para que vean lo que un gran artista pudo hacer con recursos parecidos a los que alguna vez utilizaron los endiosados pintores del expresionismo abstracto, para llenar galerías y vender sus obras con certificado expedido por el establishment.